Paulo Rosa
Sociedade Científica Sigmund Freud, Associação Psicanalítica Argentina
[email protected]

Que Jorge Luis Borges seja, com María Kodama, autor de um Atlas, é algo que te deixa embasbacado. Como assim um Atlas? Pois a Emecé, editora de Buenos Aires, publicou em 1995, com esmero pampeano, esse livro de viagens e passeios do casal, umas cem páginas. Como María Kodama morreu recentemente, neste último 26 de março, é momento de retomar a bela obra e revisitar passagens dela _ as fotografias, com seu Borges _, os textos.

Ele se foi há quase 40 anos, ela, agora, ambos sobre os oitenta e tantos. Já no prólogo ele se deixa reconhecer pelo humor _ "este libro, que ciertamente no es un Atlas" _ e por seu amor por ela: "María Kodama y yo hemos compartido con alegría y con asombro el hallazgo de sonidos, de idiomas, de crepúsculos, de ciudades, de jardines y de personas, siempre distintas y únicas. Estas páginas querrían ser monumentos de esa larga aventura que prosigue". Que melhor declaração de amor?

Andaram por muitos países europeus e em esquinas próprias de Buenos Aires, em andanças clássicas, como fazem velhos e jovens apaixonados. Mas, onde o pícaro portenho, creio, mais se aproximou do coração da amada foi numa viagem de balão que fizeram quando namoravam em plena Califórnia, Estados Unidos. "Como lo demuestran los sueños, como lo demuestran los ángeles, volar es una de las ansiedades elementales del hombre. La levitación no me há sido aún deparada y no hay razón alguna para suponer que la conoceré antes de morir. Ciertamente el avión no nos oferece nada que se parezca al vuelo… Ni al vuelo de los pájaros ni al vuelo de los ángeles… Las nubes tapan y escamotean los continentes y los mares. Los trayectos lindan con el tedio. El globo, en cambio, nos depara la convicción del vuelo, la agitación del viento amistoso, la cercania de los pájaros… He pronunciado la palavra felicidad, creo que es la más adecuada. En California, hará unos treinta días, María Kodama y yo fuímos a una modesta oficina perdida en el valle de Napa. Serían las cuatro o las cinco de la mañana; … Estaban por ocurrir las primeras claridades del alba… [no balão] de pié, apoyamos las manos en la borda de la barquilla… El espacio era abierto, el ocioso viento que nos llevaba como si fuera un lento río, nos acariciaba la frente, la nuca o las mejillas. Todos sentimos, creo, una felicidad casi física… Era también un viaje por aquel paraíso perdido que constituye el siglo diecinueve…".

Eis neste passeio um Borges feliz e apaixonado, a voar pelos ares com sua amada, desfrutando duplamente daqueles momentos. De um lado, pelo leve passeio em si, de outro, ao transformar em palavras os êxtases passionais ali vividos. Creio que o portenho experimentou o mesmo que o compositor, quando este encontra pela vez primeira, ao ir tateando a composição, o acorde inédito, sublime, mas desde sempre desejado.

Vai o texto para o amigo José Luiz Meurer, um borgeano raiz.